sábado, 28 de febrero de 2009

YESENIA, TELENOVELA



Este no es precisamente un cuento, ni el argumento para una novela, pero ocurre que son muchas las historias que me han contado sobre el tema que voy a abordar a continuación. 

Cuando vemos las novelas mexicanas, las que habitualmente conocemos como culebrones, nos damos cuenta que todas se sustentan sobre la base de la hija perdida, muy pobre y sufrida, que además es algo tonta y que se enamora de otro tonto que siempre se deja engañar. Al final resulta ser la heredera de una gran fortuna y siempre hay un final feliz.

La vida real es un poco más desgarradora y voy a contarles el caso de Yesenia, una cubanita que como otras tantas forman parte de la generación Y.

 Yesenia, es cubana, pero pudo haber sido, peruana, boliviana, mexicana, salvadoreña, dominicana, incluso, rusa, ucraniana, rumana o albanesa, porque estos sucesos se han convertido en un hecho universal.

Y la historia es sencilla:

 Yesenia estudia en la Universidad de La Habana, estudia medicina, está en el  segundo año de la carrera. Ella vive con su padre, su madrastra, su hermana, los dos hijos de su madrastra y con la madre de la madrastra. Todos en la habitación de un antiguo y deteriorado edificio de La Habana Vieja. A esta habitación se llega por una escalera de caracol, en muy mal estado. La habitación tiene un segundo piso hecho de tablas, conocida en Cuba como barbacoa y el agua hay que subirla a cubos pués llega solamente dos dias a la semana. El baño es compartido por tres familias del mismo edificio que además no se llevan muy bien y siempre están fajados.. Los hermanos de Yesenia también estudian. Al final la educación en Cuba es gratuita y todos están becados y por tanto dormían de lunes a viernes fuera de su casa, lo que permitía cierta flexibilidad en el uso de las dos habitaciones compartidas y guardar algo para poner en la mesa el dia que se reune la familia, generalmente el sábado en la noche. Por supuesto estas reuniones siempre terminaban en una gran discusión y Yesenia acababa saliendo con el poco dinero que le daba su padre y en ocasiones su madre, al cine, o a la heladeria Copelia, de vez en cuando iba a algún club nocturno y a veces a sus 18 años terminaba durmiendo en una posada con algún compañero, de esos que no resuelven nada.. No podemos hablar de su madre, pués su situación era similar a la del padre. Casada en segundas nupcias, tenía un hijo, vivía con su suegra, con el hermano de su esposo y su mujer que a su vez tenían dos fierecillas y todo eso en una casa de dos cuartos en la barriada del Cerro, una casa antigua que se sostenía por los puntales de maderas que una vez puso el gobierno, de manera que no se derrumbara.

Yesenia tenía la esperanza de graduarse, pero estaba en segundo año y aún le faltaban cuatro para terminar la carrera. El tiempo se hacía interminable, pero además sabía que una vez terminados sus estudios, debía cumplir el servicio social en algún lugar remoto de la Isla, en condiciones difíciles, y al regresar, trabajar en el lugar que le asignaran y posiblemente vivir en el mismo lugar con la misma famila, sin ningún tipo de comodidad.

Así fue que en la Universidad conoció a Rubén un estudiante mexicano que cursaba el último año de la carrera. Se hicieron novios y cuando Rubén a los pocos meses  terminó la carrera le propuso matriminio y por supuesto viajar a Mexico con él. Yesenia no lo pensó, accedió inmediatamente aunque no estaba realmente enamorada de Rubén.

No pasaron dos meses de llegar a México y la muchacha con apenas 19 años cumplidos salió embarazada. Rubén por su parte montó una clínica en el remoto pueblo donde fueron a vivir.  Y se convirtió en único médico en 30 Kms a la redonda. Vivían en una casa llena de comodidades en las afueras del pequeño poblado, y la compartían con los padres del Dr. y una hermana soltera. Era una familia medianamente pudiente, que poseía algunas tierras y una ferretería.  Yesenia extrañaba mucho a su familia, y hasta los conflictos del barrio. Aquel lugar desconocido de México no era lo que imaginaba en Cuba, a veces le pesaba haber abandonado la miseria, sin embargo, al principio Rubén era suficientemente generoso para darle algún dinero que ella envíaba a su familia en Cuba, por supuesto Yesenia, no trabajaba y rara vez salía, si no era en compañia de su esposo, vivía aislada en la casa y siempre ante la mirada agresiva de su suegra, que la consideraba una recogida, al igual que su cuñada. Su suegro la trataba mejor pués era un fiel admirador de la Revolución Cubana y suponía que la muchacha estaba muy integrada a ese proceso, pero en la medida que ella le contaba las dificultades con que se vivía en Cuba comenzó a decirle la burguesita y la gusanita……

Yesenia al fin parió un varón, al que cuidó a tiempo completo, pués recibía muy poca ayuda de la familia de Rubén. Después del parto Yesenia cayó en una depresión postpartum, tenía miedo tener relaciones sexuales, temía quedar embarazada de nuevo. Se sentía sola, en un mundo que aún le resultaba desconocido. El Dr. Rubén que nunca se caracterizó por su ternura y sensibilidad, comenzó a beber, no venía a dormir y dejó de darle dinero para sus gastos. Una noche quizo sexo y cuando ella se negó, la golpeó y la violó.

Al dia siguiente Yesenia recogió algunas pertenencias, el dinero que tenía ahorrado que no era mucho y se fue de la casa con el niño que en ese momento tenía 10 meses de nacido. Tomó el autobús ( camión como le llaman en México) y se fué a la capital del Estado. Su idea era regresar para Cuba…buscaba un consulado cubano, un aeropuerto. No encontró ninguna de las dos cosas… y el dinero no alcanzaba para seguir viajando. Alquiló una pensión de mala muerte y comenzó a buscar trabajo. Lo consiguió en un resturante por las noches y resolvió que la dueña de la casa le cuidara al niño por supuesto pagándole. Al final del mes no tenía un centavo. Llamó un dia a Rubén para que le pasara una pensión a su hijo y este le contestó que a ella no la conocía, que abandonó su hogar y que eso no lo perdonaba, pero que le devolviera al niño que él, como padre, se haría cargo, y que si no le entregaba al niño entablaría una demanda legal para recuperarlo.. que la acusaría de secuestro y que la encontraría donde quiera que se metiera. Esa misma noche Yesenia temerosa tomó a su hijo y viajó a Veracruz donde radicaba el consulado cubano más cercano. Cuando al fin encontró el edificio, se encontraba en un estado deplorable estaba desfallecida, llevaba dos dias sin comer, sin bañarse, lo poquito que tenía lo había invertido en el viaje y en algunos alimentos para el bebé.

Después de algún tiempo de espera pudo contar su historia a un funcionario, porque el cónsul estaba reunido y no podía atenderla. Al cabo de cuatro horas al fin le dijeron que ella podía viajar a Cuba, siempre y cuando pagara el pasaje, renovara el pasaporte y pagara por el tiempo que estuvo fuera del País, pero que el niño no podía viajar sin la autorización legal de su padre que era mexicano.
A Yesenia se le derrumbó el mundo.

Si esto hubiera sido una telenovela, habría aparecido el príncipe azul, que la rescataba, la llevaba de sirvienta a la casa, se enamoraba de ella,  y entonces una prima que vivía en la casa que queria la fortuna del tonto se opondría al amor de ellos y en combinación con Rubén tratarían de destruir a la pareja, pero al final resultaria que Yesenia es nieta de un hombre rico,que es dueño de la mansión y  que una vez viajo a Cuba y tuvo una hija con la abuela de Yesenia y colorin colorado el cuento se ha acabado. Y todo el mundo feliz.

Pero la vida real es un poco más dura….Rubén, avisado por el consulado cubano, llegó a Veracruz con un abogado, le quitó el hijo a Yesenia. Ella, sin más opciones  se colocó de sirvienta, pero no hubo príncipe azul….sino mucho trabajo y humillaciones. Cuando reunió un poco de dinero tomó una decisión, cruzar la frontera y llegar a los Estados Unidos. Si regresaba a Cuba, nunca más podría salir de allá, y ver a su hijo. Así que tomó rumbo norte…entró a Estados Unidos por Nogales, se acogió a la ley de ajuste cubano, aprendió Inglés, trabajó como una burra, estudió…..y ayer cuando me contaba su historia acababa de llegar de México, donde interpuso una demanda para recuperar a su hijo. No se si obtendrá o no su custodia, pero al menos lo vió después de 10 años, estuvo con él y tiene esperanzas… no hubo en su historia, ni abuelo rico, ni principe azul, sólo esfuerzo, trabajo y voluntad, pero al final de la narración la Dra. Yesenia, se sonrió y me dijo: Al menos obtuve el divorcio y pienso casarme pronto…..no es con un americano millonario, ni siquiera es rico, no es un príncipe azul, me voy a casar con un hombre decente, un norteamericano común y coriente, que se llama Joe y es plomero.
Yesenia a comenzado a vivir de nuevo.


Esteban Martin (romares85 )

Miami, Octubre del 2008   

1 comentario:

Unknown dijo...

Esta es una historia comun en nuestros pobres paises de latinoamerica