sábado, 28 de febrero de 2009

EL GUAPO DEL BARRIO



El dia 12 de Septiembre del 2008 el Presidente venezolano, Hugo Chavez Frías expulsó al embajador norteamericano en Venezuela, como parte de su solidaridad con el Gobierno de Bolivia, lo hizo con una serie de palabrotas que a mi personalmente me causó risa, como si escuchara a un comediante de medio centavo, pués, recordé que este Sr. se ha fajado con el Rey de España, con Zapatero, con el ex presidente Fox de México, con Alan García de Perú, con el Presidente Uribe de Colombia.... en fin cuando lo escuchaba me vino a la mente una anécdota de mi infancia, de mi barrio, de mi ciudad, de mi Patria, algo que ya estaba borrado de mi memoria.

En casi todos los barrios de las ciudades de Cuba siempre había un guapo de esquina, un tipo despreciable y alardoso, que gesticulaba constantemente y caminaba con tumbao, hablaba más alto que los demás, decía malas palabras, siempre tenía la razón, no asistía a la escuela, irrespetaba a todas las mujeres, nunca perdía en ningún juego, ya fuera pelota o postalitas, él tenía que ganar a las buenas o las malas, abusaba con los más pequeños, robándole descaradamente sus pertenencias, y además era informante del policía de la zona, nada un verdadero ejemplar que no faltaba en ningún barrio cubano. En este caso el barrio era Pueblo Nuevo en La Habana, y la anécdota ocurrió hace ya mucho tiempo, allá por el año 1957. El guapo del barrio era exactamente como lo describí anteriormente, tenía en aquel entonces unos 15 años y era blanco fornido, de ojos azules y pelo bien ensortijado, ( pasúo ) en fin lo que los cubanos llamamos un capirro o javao. Y así mismo le decían en el barrio EL JAVAO, pués su nombre verdadero nunca lo conocí, pero todos en la esquina o en el parque se erizaban cuando llegaba el buscaproblemas de EL JAVAO.

Tenía yo por aquel entonces unos 11 años y estaba en el sexto grado de una escuela pública, llegó un dia un alumno nuevo, un chinito de apenas 4 pies de estatura y 50 libras de peso, todo un enclenque. El Chino como le deciamos en el aula, era buen compañero, prestaba las gomas, los lápices, y ayudaba en las tareas porque era bien inteligente, pero sin alarde, muy callado, no jugaba en el recreo y practicamente no tenía amigos. Las veces que lo vi reir a carcajada era cuando lo rodeabamos y le pediamos que nos enseñara chino. Entonces decia palabras y frases que nosotros no podiamos repetir.

El Chino hablaba perfecto español, porque había nacido en Cuba, sus padres emigraron de China cuando llegó el comunismo a ese País asiatico, y después de trabajar muy duro compraron una bodeguita en el barrio y allí vivían humildemente. El Chino tenía la costumbre de sentarse bajo un árbol de flanboyan al salir de clases en las tarde y comer algunas frutas, solo y tranquilamente, muchas veces si te sentabas a su lado a conversar sobre algun tema que le resultara interesante compartía sus frutas contigo. Si no te invitaba, era que tu compañia le aburría. Bien que era extraño el chinito.

Un sábado, como casi todos los sábados me fui al parque a jugar pelota, tenía yo un guante viejo que un año atrás me habían regalado por el dia reyes. Todo estaba bien hasta que llegó el Javao, inmediatamente le dijo al capitán del equipo donde yo estaba jugando que sentara a uno, que él iba a jugar, y el afortunado fui yo, me sentaron y pusieron al Javao, pero éste me pidió el guante y le dije que no... entonces avanzó sobre mi a arrebatarmelo nos fajamos. El Javao tenía como un pie mas que yo de estatura y me superaba en 10 o 15 libras Al fin me arrebató el guante sacó la navaja que siempre portaba (sevillana le llamabamos en Cuba) y me rajó el guante, yo agarré dos piedras y en eso llegó el policia batistiano, sonando el tolete (palo ), rapidamente el Javao me señaló y le dijo al fiana ( policía)....

-Ese está buscando bronca...-

Y Bola de Churre que así le llamabamos en el barrio al representante de la ley, me fue para arriba. Corrí hasta mi casa y llegué con un rasponazo en la rodilla, la ropa ripiada, un labio partido y un ojo morado y por supuesto sin el guante.

Pasaron los dias y no ví más al Javao, aunque siempre andaba precavido... una tarde al salir de la escuela lo ví, agarré dos piedras del piso, los compañeros de aula se separararon de mi, pero no... ¡sorpresa!.... esta vez el Javao se acercó al Chino que tranquilamente pelaba una naranja con los dedos.

Enseguida el Javao fue rodeado de guatacones que querían divertirse con el alarde del guapo del barrio a costa del infeliz chinito

.-Dame la naranja le dijo el Javao al Chino ---

El chinito sentado en el piso no lo miro siguió pelando la naranja...

--¡ Ah !...¿pero que le pasa a este ?.... gritó, agitando los brazos y dando vueltas sobre si mismo... ¡ este chama está sordo--- gritó de nuevo para que todos lo escucharan, en ese momento habían más de 30 muchachos reunidos.

Y le fue para arriba al Chino a arrebatarle la naranja, pero no se como aquella cosita de 50 libras y 4 pies de altura se escabulló y de un salto se puso de pie. En aquella época nadie en Cuba hablaba de artes marciales ni karate. El Javao fue a dar contra el tronco del árbol y cayó sentado, sorprendido se incorporó y sacó la sevillana. Se avalanzó sobre el chinito, lanzando un navajazo sobre el niño, pero para asombro de todos, el Chino esquivó el golpe y le soltó una buena patada en la boca al Javao que fue al piso con dos dientes rotos. El Chino lentamente llenó la naranja de tierra y se la introdujo en la boca al guapo del barrio, luego ante nuestros ojos atónitos agarró la sevillana y le cortó un pedacito de oreja al Javao que gritaba y trataba de escapar en cuatro patas como un cerdo. Por último con sadismo asiatico, el Chino le corto con la navaja una nalga y luego lanzó el arma al aire y dijo muy bajito:

-Que la agarre al que le haga falta -

Despacio, muy despacio, con esa paciencia china aquel niñito de 11 años, tomó su maleta y se fue a casa.

Y el Javao desde aquel dia, dejó de ser en el barrio el guapo de la esquina, EL JAVAO, que hacia temblar a los muchachos, se convirtió para todos en el Muengo... pero para muchos, sobre todo para las muchachitas que presenciaron la escena ese dia en el parque se convirtio en el CULICORTAO....

Y esa anécdota ya olvidada, me vino a la mente cuando escuché anoche al guapo de Venezuela, al guapo de Miraflores, a uno que no le dicen El Javao como en Cuba, sino el zambo de Barinas.

Miami, Septiembre 12 del 2008

Esteban Martin

(romares85)

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