sábado, 28 de febrero de 2009

CONSEJO DE GUERRA



Transcurrían los primeros meses del año 1962, todavía existían grupos de cotra-ghrevolucionarios alzados en distintos lugares de la isla de Cuba, por aquél entonces se le llamaban alzados o simplemente bandidos. Pasaron algunos años, para que me contaran que eran patriotas, aunque nunca he podido justificar los asesinatos de Conrado Benítez y Manuel Azcunce......pero en esos años la mayoría de los jóvenes con edades entre 13 y 17 años, veíamos a los barbudos rebeldes como héroes indiscutibles de una Revolución humanista. No sabíamos quién era Marx, o Lenin, o que era el comunismo, pero confiabamos plenamente en Fidel y en su Revolución.

Yo pertenecía a un pelotón de milicianos destacado en un lugar intrincado y que tenía como misión cuidar un tanque de agua que abastecía varios poblados campesinos. Nuestro campamento estaba en un gallinero abandonado adyacente a la casa de un campesino llamado Arsenio. Arsenio era de esos guajiros recios y mandones, con machete y revolver 45 a la cintura y un fusil R-2 en la montura del caballo. El primer dia que llegamos nos reunió y nos dijo con voz grave y con un tabaco humeante entre los dientes:

-Miren en esta casa hay tres mujeres, mi mujer y dos hijas, y al que coja mirando a mi mujer lo mato.....y al que coja enamorando a una de mis hijas lo caso.....¿está claro?-

Dijo estas palabras mirando fijamente al jefe del pelotón, que asintió con un gesto y que después añadió:

  • -No quiero ver a nadie en casa del compañero, y si veo a alguien le hago consejo de guerra.-

En aquéllos días yo tenía una pequeña herida en un pie, que no me permitía usar la bota derecha, nunca supe si la herida me la hizo un proyectil disparado por algún alzado en un breve intercabio de disparos o me la hice saltando una cerca de púas, tratando de esconderme de las balas. En todo caso no tenía importancia, porque en Cuba no condecoraban por tal bobería, ni tampoco te daban un pase para visitar a tus familiares.

En estas condiciones me quedaba en el campamento como ayudante del cocinero. Fue así que un dia vi a una de las hijas de Arsenio. Era una trigueña bellisma, de esas que no tienen desperdicio. Pelo negro a la cintura, y unos ojos verdes que impresionaban cuando te miraban con la coquetería de quién quiere y no puede. Quedé fascinado y pensé :-si esta es así, ¿como será la otra ?

La muchacha cuyo nombre no conocía se dejaba ver con frecuencia y un día no pude más y tratando de entablar una coversación le pregunté por su hermana.

 -Somos jimaguas -me dijo- Pero ella está un poquitico enferma, por eso no la has visto- y además, le tiene miedo a papá-¿ y tu no le tienes miedo ?- pregunté

 -Yo soy más guapa- respondió con una sonrisa -y además al final lo más que puede pasar es que me tenga que casar y así salgo de aquí de este monte. -

Quedé impresionado y me dije: - pués al final si ese es el castigo vale la pena correr el riesgo.-

Pasaron los días, mi pie se curó, pero yo seguía cojeando con tal de estar cerca de Margarita, que así se llamaba la hermosa guajirita, ya en la oscuridad de la noche, nos habíamos tomado de la mano y hasta un besito infantil nos dimos. No tenía dudas estaba enamorado. Ella me contó sobre su hermana, había nacido con retraso mental, boba, como le llamabamos en Cuba y por eso su padre la cuidaba mucho más, para que nadie se aprovechara.

Una de esas interminables noches campesinas, donde la luna brilla por su ausencia, Arsenio nos invitó al cocinero y a mi, a su casa, nos sentamos en el portal, Todo estaba oscuro, muy oscuro, Margarita estaba sentada a mi lado, Arsenio y su esposa de frente mientras que  Pedro el cocinero se acomodó en el piso del portal.Arsenio hacía cuentos de fantasmas y Pedro de su barrio en La Habana. Los mosquitos zumbaban, pero no me importaba, estaba allí ,cerca de mi preciosa guajirita. Ella se levanto un momento, me dijo:  

 --regreso enseguida, voy a buscar una cosa para jugar a las  prendas-

Pasado unos minutos regresó, algo tambaleante, no la veía pero sentía su aroma a hierba húmeda del campo en primavera... y se sentó a mi lado.  Sentí su mano que corría por mis muslos desafiando el peligro. Me emocioné.. Mi fusil se puso en guardia, ella agarró el cañón y lo zarandeó. PERO ...¡ SORPRESA !..en ese momento entró Margarita al portal con un quinqué en la mano y que alumbró el portal. Me quedé paralizado, a mi lado quién estaba jugando a la guerra era la hermana de Margarita, a quién la baba le corría por la boca. Arsenio encendió una linterna y me alumbró, se puso de pie llevo su mano al 45 que portaba en la cintura y gritó:

-Mañana mismo se casan carajo- gritó

No escuché más, corrí , corrí y corrí por aquellos montes, tomé camiones, autos y guaguas y llegué al Quinto Distrito Militar en La Habana .

 -Y esa es mi historia capitán,  y por eso estoy frente a este tribunal, en este consejo de guerra.- ¡Me pusieron una trampa !- grité

El presidente del tribunal, saco un pañuelo verde olivo  del bolsillo, los otros tres oficiales que componían el tribunal, también, se taparon la boca, no podían aguantar la risa...al fin se controlaron y  entonces muy serio me dijo el Capitán que presidía el tribunal:

 -Ud. merece la pena de muerte por fusilamiento. Nosotros no permitímos la deserción bajo las leyes revolucionarias...Desertar es un acto de cobardía y correr mucho más

Palidecí.......

 -Pero...en este caso se ha comprobado que ud. tiene atenuantes.....

Por eso la sanción fue ridícula, guardia vieja, agricultura y una escuela militar.

Por eso hoy once años después estoy haciendo el cuento del dia que por correr me celebraron un CONSEJO DE GUERRA.

Esteban Martin

La Habana, 1973

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